lunes, 21 de julio de 2014

01:51 AM

Pasó el día del amigo. 

Y pensar que en un momento significaba una banda para mi, el ver a mis compañeritos del colegio (a los que en su mayoría prefiero no ver hoy), juntarme a jugar a la pelota y comer sanguchitos de fiambre en pan lactal. Qué simple era todo en ese entonces.

Hoy por hoy si no me lo recordaran en todo puto lugar para mi pasa desapercibido como la mayoría de los "días de". Pero este no pasó sin hacerme pensar un poquito, por suerte. Pensar en como cambiaron mis "amistades" en estos últimos ¿meses? ¿año? meh.

Quizá debe ser que cuando uno crece hay otras cosas que pone en la balanza a la hora de usar una palabra que a los 8 años usa con tanta liviandad pero con el mismo significado. Un amigo a los 8 años es el que viene a jugar a tu casa, a hacer la tarea, tomar la merienda y por ahí a dormir. Ves? Es tan simple que me asusta. 

Hoy por hoy pienso 49 millones de veces antes de decirle amigo a alguien. Debe ser que a lo largo de mi vida lo usé con personas que de una u otra forma terminaron dándose vuelta y mostrándome que nunca debieron serlo. Falta de códigos, mentiras, boconeo al pedo... cosas que hacen que uno valore a los pocos que conservan los valores, el respeto, la caballerosidad y la decencia que uno trata de tener con la gente que quiere. 

Dicen que los amigos son casi como la familia, y hasta a veces más. Yo les agradezco a los míos por estar, y les pido perdón si fallé en algo alguna vez.

Qué se yo, tenía un par de cositas en la mente y por ahí escribirlas acá las ordena, total quién lee? 

k.

lunes, 23 de junio de 2014

3:05 AM

Me sorprendería verme parado en el mismo lugar que la última vez que recurrí a este blog?

No.

Me entristece?

Un poco.

Pero mirándolo de otro lugar, no estoy realmente en el mismo lugar que hace casi dos meses cuando entré a este blog a descargarme por una pelea con "amigos". Hoy puedo decir que al menos los cimientos de lo que quiero que sea mi vida están plantados.... o al menos eso es lo que siento. 


Qué locura pensar en lo que uno quiere hacer por el resto de su vida. Ni siquiera sé si quiero estar conmigo mismo por el resto de mi vida, pero no viene al caso. Al menos sé que no tendría que haber dejado de intentarlo con la cocina, siempre me llama a volver y puede que vuelva pronto, si todo sale bien. Dicen que hay que hacer lo que a uno le gusta. 

Por otro lado tengo miedo, un poco. Hace mucho tiempo que no me pasaba de pensar absolutamente todo el tiempo en una persona como me está pasando ahora. La diferencia entre la última vez que me pasó y ahora es que aquella vez terminé con esa persona y ahora no tengo chances, al menos no lógicas, pero uno nunca sabe, no?

Esa persona es como si fuera un "dale, intentalo de vuelta que ya te curaste de la anterior" y me da muchísimas ganas de aunque sea pegarme la cara contra la pared de lleno mil veces. Ese tipo de dolor hasta a uno le gusta, porque mientras corre hacia la pared está dopado totalmente por las ganas de que la pared de repente sea miles de abrazos y besos y amor. 

Ojo, si pasa es buenísimo. Si pasa...

Lo gracioso es que no lo sabe. Y no sé si lo va a saber, estoy en un tira y afloje contra mi miedo a que revelarlo sea para mal y esa persona se borre aunque estoy casi seguro de que no se va a borrar nunca, porque lo otro que tiene es que me hace sonar ese flash de budista de feria que siempre que siento una conexión tan fuerte con alguien pienso que viene de otras vidas, como si en la otra vida hubiese sido mi vieja, o el amor de mi vida, o mi peor enemigo incluso. Pero alguien así de importante.

En fin, sigo intentando ponerme un poquitito de orden no? 


martes, 29 de abril de 2014

1:10 AM

Hoy quiero hablar sobre la amistad.

Amistad.

¿Qué es la amistad hoy por hoy? ¿Gustos en común? ¿Bancar a alguien cuando te necesita?¿Estar cuando "se tiene que estar"?

Mirando en retrospectiva realmente no lo sé. Un conjunto de cosas, supongo. Supongo que la mezcla, exacta o no, de opiniones en común, gustos, música, situaciones, risas, llantos, bancar al otro. Bueno, al menos eso creía, lamentablemente.

¿Qué pasa cuando lo que era un grupo de amigos, perfectamente formado, que salía, se juntaba con propósito o no, se reía, y todo lo que "tiene que tener" un grupo de amigos simplemente deja de ser?

Yo entiendo que la gente puede crecer, cambiar de gustos, lo que sea... pero lo que no entiendo es cómo alguien puede terminar siendo una mierda. Alguien que considerabas "amigo", bah... si, con las comillas. Calculo que al final uno termina cosechando su propia siembra, eso me deja tranquilo. Pero por otro lado me molesta, es una espina de mierda que tengo y que nunca voy a entender.

Bah, yo creo que si con alguien debés ser sincero es con un amigo, que a la larga es "la familia que uno elige", según el dicho. Creo.

Mis amigos demostraron que por más peleas que pueda haber o encontronazos u opiniones distintas siempre se está y siempre hay una palabra de apoyo o una cagada a pedos si es necesaria. Y lo mismo de mi lado, donde es necesaria una palabra de apoyo hay mil, y donde derrapás hay una cagada a puteadas para enderezar. Con un amigo no se queda bien, jamás. 

Por ahí estoy enroscándome demasiado en el tema, o quizá es que ví desarmarse a un grupo que pensé que iba a seguir por muchísimo tiempo, un grupo que era EL grupo y que se desarmó sin vuelta atrás. Lo puedo afirmar de primera mano.

Afortunadamente uno se da cuenta quién es quién en esos momentos.

Blah.



lunes, 14 de abril de 2014

11:56 PM

Me pongo nervioso en sociedad. Debe ser que tiendo a pensar que soy juzgado con la misma dureza con la que siempre me miro yo mismo. Últimamente estoy muy metido para adentro, muy reflexivo y llego a niveles de profundidad que me sorprenden y hasta me asustan. Estoy cada vez más ciclotímico y hace mucho que no me pasa.

Hace un tiempo que me siento mal pero no de necesitar un abrazo, me siento mal y necesito arreglar mi vida.

Necesito ordenar mi vida pero al mismo tiempo me siento cómodo dentro de este caos, como si el caos me diera lo que necesito tener, me hablara con las palabras que necesito escuchar y cuando las necesito. Pero es peligroso, tiende a la mediocridad. Y le tengo miedo a la mediocridad, no quiero ser un mediocre en lo que haga. Pero a la vez necesito hacer algo para poder justificar ese miedo.

Debe ser que ya estoy cerca de mi cumpleaños y me agarran estos momentos de pensar en todo lo que tendría que haber hecho hace años. Ir a dar lo que me falta para terminar el secundario, y cada vez que me lo recuerdan me enoja mucho, no por que me lo recuerden sino porque no lo hice aún. Ya estoy harto de cargar con ese peso en la espalda. Y con tantos otros también.


En fin. Es momento de creer en que realmente tengo el potencial de que me hablan, a ver qué pasa. 

domingo, 13 de abril de 2014

2:07 AM

Bueno, qué se yo. 

Dos de la mañana del lunes. En ¿cinco? horas suena el reloj y me voy a volver a despertar preguntándome por qué mierda duermo tan poco. En realidad duermo poco porque si no me atacan los recuerdos del choque (o los ¿qué hubiera sido si? que son peor) me atacan preguntas existenciales, o dudas, o lo que sea. Siempre pienso demasiado.

Tengo casi veintitrés años. Soy un eterno "tenés potencial". Un eterno acumulador de proyectos a terminar, como el secundario, mi curso de gastronomía, mis miles idas y vueltas al gimnasio porque "esta vez va enserio, lo hago por mi y no por nadie más", en fin. Ya llegué al punto de no creerme ni yo lo que emprendo. Mis ochenta mil proyectos de banda, mi ¿faceta? periodística al colaborar con una revista que no puedo creer que me estén dando bola con lo pedorra que es mi forma de escribir. Tendría que quererme más y pensar menos, o al menos eso me dicen algunos amigos o chicas con las que tuve algo alguna vez.

Ya no sé si me afectan o dejé que me afectaran los comentarios de la oficina. Ya son tantos los "tenés que estudiar una carrera" o los "es un desperdicio que no estudies siendo tan inteligente" que se metieron bajo mi guardia que no sé qué pensar ni cómo reaccionar ante tanta embestida a mi inmadurez. 

Debe ser que me aterra el futuro, me aterra que esta misma pregunta me la esté haciendo con treinta años o más. 

¿Seré siempre tan conflictuado? ¿Dejaré de sobrepensar o aprenderé a vivir con eso?